EUROPA
PRESS
5 noviembre
2019
¿Cómo
es una persona que sufre vigorexia? Factores de
riesgo y comportamiento
La vigorexia
es un trastorno complejo que suele confundirse con adicción al ejercicio
físico, aunque éste sea sólo una parte del mismo. En la vigorexia
confluyen varios aspectos, como la imagen corporal, cambios alimentarios o
factores relacionados con los trastornos obsesivos compulsivos.
"Lo que más caracterizaría a la vigorexia
es que es un trastorno somatoforme, de la imagen
corporal", precisa en una entrevista con Infosalus
el director del Máster de Psicología del Deporte y el
Ejercicio del Col·legi Oficial de Psicología de la Comunitat Valenciana, Enrique Cantón, que insiste en que
"adicción al ejercicio físico y vigorexia no son
lo mismo".
Una persona que sufre vigorexia
desea estar musculoso. En este contexto, a la vigorexia
se la conoce también como anorexia inversa. Mientras que la anorexia, que
afecta más a mujeres, "es estar menos voluminoso, en la vigorexia ocurre justo lo contrario. Fundamentalmente
afecta a hombres que buscan ese mayor volumen, esa mayor definición muscular y
rápido y pronto. No está relacionado precisamente con el rendimiento deportivo,
sino con la imagen", explica Cantón.
En la posibilidad de sufrir vigorexia,
trastorno del que no existen cifras oficiales pero fenómeno "que va en
aumento", asegura Cantón, hay diversos factores de riesgo. El psicólogo
experto en Psicología del Deporte destaca "la insatisfacción personal con
la propia imagen", querer tener una imagen determinada, y tenerla
"exacerbada, rápido, con facilidad". Además, señala una "baja
autoestima y la necesidad de responder a las demandas de los demás, es decir,
la dependencia personal".
Todo este cóctel perfila el comportamiento vigoréxico, que se caracteriza por varios aspectos. En
primer lugar, el experto menciona "el uso no indicado de esteroides u otro
tipo de fármacos" como "un indicador muy claro que lo diferencia de
otras prácticas deportivas". Pero hay más, como los "entrenamientos
intensísimos y larguísimos de musculación, a veces poniéndolo por encima de
otras actividades sociales o personales", según Cantón.
La vigorexia también incluye
cambios en la alimentación. El psicólogo manifiesta que alguien con vigorexia tendrá "un tipo de conducta alimentaria muy
alterada, con mucha base proteínica, donde los factores de salud cobran menos
importancia que los efectos de la conformación de un cuerpo musculado y con
poca grasa", comenta el experto.
Se puede tratar,
pero mejor prevenir
Aunque la vigorexia "se puede
abordar", según Cantón, "lo mejor es la prevención, porque hay formas
de adquirir un cuerpo en condiciones, incluso voluminoso y fuerte, con el
entrenamiento", especifica el experto, que insiste en que algo así
"no se consigue en seis meses, hace falta más tiempo, pero es
posible".
La clave se encuentra en "un tipo de entrenamiento
natural donde se combinen factores psicológicos, motivacionales y de confianza
y una alimentación adecuada", desvela el especialista.
Si al final el trastorno existe, "se puede reenfocar,
pero resulta difícil", lamenta el psicólogo. "De hecho, muchas veces,
los que lo intentan pasan de tener una imagen que valoran muy positiva a que
ésta se deteriore. Esto actúa como un refuerzo negativo", agrega Cantón.
Por su parte, la ayuda psicológica es
"fundamental", recalca el experto. "Tienen que tener claro lo
que quieren, para qué lo quieren y estar dispuestos a hacer el esfuerzo
necesario para conseguirlo. También aprender que determinadas cosas, como la facilidad
o no para mantener relaciones personales, no depende de tener un volumen
determinado", concluye el psicólogo.